El artículo del crítico colombiano Miguel González publicado en la revista Arte en Colombia“Alicia Barney: el paisaje alternativo, aferrada al drama que la naturaleza provoca”, introduce otra valoración para el argumento del paisaje en la década de los setenta y registra la formación, influencias, exhibiciones y trayectoria de Alicia Barney desde 1969 hasta 1981, tanto en el panorama nacional como en el internacional (fundamentalmente en Estados Unidos y Brasil). Finaliza con la presentación de dos proyectos en curso de carácter político (1982); el primero, Río Cauca, “denuncia los poderes malignos del agua contaminada a su paso por el valle del Cauca” y el segundo, el periódico El Ecológico, obra-publicación a partir de impresos existentes. El texto es rico en el análisis y el registro visual de obras efímeras tales como Viviendas (1975) y Puentes Sobre Tierra (1975); objetos como La música y los músicos (1977), Diario-objeto I y II (1977), además de la instalación Estratificaciones de un basurero utópico (1981).

Miguel González (nac. 1950) analiza en este texto de 1982 la visión “alternativa” del paisaje que plantea la artista colombiana Alicia Barney (nac. 1952) quien, a través del desarrollo de obras de contenido ecológico, se convirtió en una de las primeras mujeres de los años ochenta en denunciar a través de obras conceptuales, en el arte colombiano, el daño provocado al medio ambiente.

La exposición Paisaje 1900–1970, presentada en el Museo de Arte Moderno de Bogotá en 1975, según González “subrayó nuevos conceptos” en la apreciación del paisaje al presentar obras conceptuales como las de Bernardo Salcedo (1939–2007), Latifundio Limitado (1968),  Minifundio 2 (1968) y Hectárea (1970); las de Jorge Posada (nac. 1950), Múltiple (1973) y el grabado con referencia al maíz de Antonio Caro (nac. 1950), Colombia (1975). Todas ellas sirven de ejemplo de “los argumentos expresivos, conceptuales y formales de los lenguajes plásticos de esta época”. La artista Barney configura una obra que involucra investigación de campo. La materia recogida y empacada de sus instalaciones revela un carácter arqueológico de mundos extinguidos en los que “memoria y presente se unen” y, además, es un llamado de alerta al público frente al deterioro del medio ambiente. 

Este documento registra especialmente el desarrollo experimental del trabajo plástico de la artista Alicia Barney: construcción de objetos, intervenciones espaciales, proyectos de ambientes, arte de la tierra, arte de proceso y sus proyectos de activismo ecológico. Muestra la mentalidad de la época a nivel mundial, la fuerza de lo interdisciplinario, el intercambio del arte con la sociología, la ciencia y la geografía humana; esta última parte de la premisa según la cual el ser humano, agrupado en sociedad, es un agente transformador de la superficie terrestre y su accionar lo modifica en función de necesidades e intereses.

Para comprender mejor los procesos, conceptos y trayectoria, hasta 1983, de Barney se puede complementar el artículo con la siguiente entrevista: "Alicia Barney entre la realidad del arte y la de la vida" (véase doc. no. 1087494).