El arquitecto, caricaturista y crítico de origen español, radicado en Venezuela, Eduardo Robles Piquer (1910–93), alias RAS, publica esta nota sobre la exposición Homenaje a la necrofilia del médico, pintor y escritor venezolano Carlos Contramaestre, un día antes de ser abierta al público. Dado al carácter insólito, extravagante y hasta repulsivo de la muestra, es notable la ecuanimidad y facilidad con las que RAS describe obras de Contramaestre, reconociendo su “sensibilidad plástica” y talento. De igual modo, durante la entrevista, acepta comentarios incluso absurdos de Contramaestre, sin preguntar. Esta actitud sosegada del entrevistador contrastó, drásticamente, con respuestas de los medios impresos de comunicación al acontecimiento donde se expresaron con ira y manifestaciones de repudio de la mayor parte del mundo cultural y del público. Trátase, sin duda, de la más controversial de las exposiciones organizadas por El Techo de la Ballena. Un ejemplo de ello está en una nota posterior, también de RAS, fechada el 22 de noviembre de 1962 en el diario La Esfera de Caracas; en ella recoge algunas airadas reacciones de rechazo sobre la muestra por parte de artistas y demás personalidades ligadas al mundo cultural.
El Techo de la Ballena fue una agrupación de artistas plásticos y escritores de la vanguardia venezolana que (entre los años 1961 y 1968) combinaron diferentes disciplinas: plástica, poesía, fotografía, cine y arte de acción, entre otras, para crear un arte de carácter revolucionario que, a su juicio, cuestionaba y combatía todos los valores socioculturales de la tradición en una de las décadas de mayor violencia política de Venezuela y de la cual fueron el equivalente artístico de la guerrilla, los postulados de la izquierda intelectual, la represión, la urbe deformada por el acelerado y forzado modelo desarrollista de la naciente democracia venezolana, marco de referencia en el que se desenvolvió la agrupación. En la plástica, asumieron la estética del informalismo a la que le añadieron una fuerte dosis de agresividad para contrariar así los valores de la geometría abstracta, del paisajismo tradicional y hasta del realismo social, sumado a una estrategia subversiva y provocadora, irracional y surrealista. Su producción editorial fue numerosa —entre la que se encuentran los tres números de la revista Rayado sobre el techo— al igual que sus exhibiciones. Sus integrantes fueron, entre otros, los venezolanos Carlos Contramaestre, Juan Calzadilla, Caupolicán Ovalles, Edmundo Aray, Francisco Pérez Perdomo, Salvador Garmendia, Adriano González León, Fernando Irazábal, Daniel González, Gabriel Morera, Gonzalo Castellanos y Perán Erminy, además de los extranjeros integrados al país como el chileno Dámaso Ogaz y los españoles J. M. Cruxent, Ángel Luque y Antonio Moya.