Este ensayo de Shifra M. Goldman, historiadora del arte residente en California, apareció en un folleto publicado por la asociación National Women’s Caucus for Art para homenajear a seis mujeres artistas, entre ellas a María Enríquez de Allen, artesana radicada en Chicago, durante la celebración de su conferencia realizada en Nueva York en 1994. Este texto demuestra el reconocimiento dispensado por las artistas y críticas feministas de Estados Unidos sobre la importancia de las contribuciones al desarrollo de una nueva estética en los trabajos artesanales y las artes tradicionales como las de Enríquez de Allen. Otras de las galardonadas ese año fueron Mary Adams, Beverly Pepper, Faith Ringgold, Rachel Rosenthal y Charlotte Streifer Rubinstein. Nacida en Allende, Coahuila, el 27 de junio de 1907, Enríquez de Allen se mudó a Chicago en 1963, donde se convirtió en instructora de arte y artesanía del Halsted Urban Progress Center en 1967, tanto en los programas nocturnos como para después de clases. Es ahí que se dio a conocer como artista, educadora y activista comunitaria. Enríquez de Allen fue miembro de la Association of the Latino Brotherhood of Artists (ALBA), organización en funciones a principios de la década de setenta y formada por poetas, artesanos, artistas, actores y organizaciones de arte tales como: Iko Alegría, Ricardo Alonzo, Francisco Blasco, Anna Castillo, Manuel Castillo, Mario Castillo, Paula Confresi, el reverendo Rubén Cruz, Yolanda Galván, Alex Garza, José González, Douglas Kitto, Raymond Patlán, Delia Pena, Gamaliel Ramírez, José Román, Héctor Rosario, Gini Sorentini, amén de miembros del Teatro Desengaño del Pueblo.