El artista puertorriqueño y crítico de arte José Antonio Torres Martinó comenta en torno a los diversos medios—“happenings”, instalación, teatro, grabado, carteles, cine —utilizados por Antonio Martorell para provocar al espectador y establecer un diálogo con él. Con obras novedosas y creativas, tales como White Christmas (1980), denuncia los actos represivos y concientiza a las personas sobre los problemas sociales y políticos de Puerto Rico. El autor menciona que, entre sus “prácticas” (como Martorell llama a las distintas disciplinas en las que ha triunfado) el baile y la literatura son dos que sorprenderían a aquellos resueltos en concluir que se trata tan sólo de un artista plástico. Torres Martinó dedica gran parte de su ensayo a discutir el rol del teatro en la obra de este artista. Su vocación teatral es firme y enfocada: cumple el propósito de incorporar al teatro, de forma concientizadora y militante, a las fuerzas liberadoras de la colonia insular. Hacia el final del ensayo menciona que el grabado perdió la primacía habida en las décadas de sesenta y setenta. En varias de las citas incluidas en el texto, Martorell inclusive confiesa que este género ya no responde a sus necesidades ni de expresión ni tampoco de comunicación. A su juicio, su búsqueda es, y siempre lo ha sido, encontrar canales culturales de más amplia difusión.