Para desarrollar su posición sobre el paisaje, la curadora venezolana Ruth Auerbach establece una analogía entre lo vulnerable de la contemporaneidad y la apertura representativa que, de algún modo, la misma ofrece. En consecuencia, la autora considera ser de importancia que el artista de hoy maneje conceptos acordes a códigos de su tiempo, valiéndose para ello de los medios correspondientes. Auerbach penetra en la historia del género paisajístico para resaltar la diferencia entre la concepción “romántica” de hace un par de siglos y los enfoques de carácter heterogéneo que el mundo contemporáneo ampara. Por esta razón y dentro de su reflexión, destaca el significado del Land Art [Estados Unidos, finales de la década de los sesenta] como el movimiento artístico que contribuyó significativamente a la innovadora visión del paisaje; la cual irrumpe en la realidad partiendo de un universo interior, estableciendo enlaces sociales, físicos, tecnológicos, científicos, etcétera.
Por otra parte, Auerbach también se refiere a los hacedores del arte nacional moderno entre los que sobresalen Manuel Cabré y Armando Reverón; a su juicio, ambos preceden aquella idea contemporánea del paisaje representada por artistas de la talla de Roberto Obregón, Luis Villamizar, Miguel von Dangel, Claudio Perna, Rolando Peña, Milton Becerra, Pedro Terán, Yeni y Nan, todos ellos transformadores del lenguaje de la nueva realidad ambiental.