La visión sobre el Arte Pop expuesta en este artículo es absolutamente sui generis debidoa su lugar de enunciación, afincado en un discurso nacionalista y latinoamericanista asociado por él con el carácter de un arte verdaderamente universal. El escultor colombiano Julio Abril (1912–79) interpela las producciones y discursos asociados con el Arte Pop desde una perspectiva enraizada en (lo que en su opinión es) la realidad artística de Colombia, de tal manera que presenta lecturas insospechadas sobre dicho movimiento. Datar este documento con precisión resulta difícil, pues en el compendio La Sumisión del Arte Colombiano: Voces-Protesta de un Escultor (1973) no se aclara cuándo fue escrito debido a que el texto no se había publicado con anterioridad. Sin embargo, por el carácter mismo del proyecto editorial, consistente en una compilación de la producción textual de Abril, se puede inferir que el texto haya sido escrito algunos años antes de 1973. Abril, escultor asociado a las vertientes artísticas del nacionalismo en Colombia, estudió en la Universidad Nacional de Colombia, siendo sus maestros los escultores Gustavo Arcila (1895–1963) y José Domingo Rodríguez (1895–1968). Abril vivió en México entre 1940 y 1948, donde entabló amistad con el muralista mexicano Diego Rivera (1886–1957) quien afirmó que, en su obra, “habla la nueva plástica americana” (en “La escultura del colombiano Julio Abril”). Abril fue uno de los críticos más radicales de las posiciones de la crítica argentina, radicada inicialmente en Colombia, Marta Traba (1923–83), respecto a las tensiones entre nacionalismo y universalismo en el arte de Latinoamérica.