Este texto fue realizado por la crítico y curadora venezolana Mariana Figarella (1959–96) para el catálogo de la exposición Gego: Dibujos sin papel llevada a cabo en el Museo de Bellas Artes de Caracas entre junio y agosto de 1984. Esta fue la primera gran muestra de Dibujos sin papel, la serie que, a partir de 1976, abre una nueva etapa creativa en la trayectoria artística de Gego (Gertrud Goldschmidt, 1912–94). Una pequeña selección de los dibujos sin papel más tempranos de la artista había sido expuesta en la muestra Gego, de 1977, en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, la cual revisaba el conjunto de la obra tridimensional producido por la artista hasta esa fecha. Figarella puntualiza en este escrito la diferencia entre la concepción de esta nueva etapa de Gego y las anteriores. La serie de los Dibujos sin papel ya no responde a un diseño estructural ni menos aún constructivo, según fue observado por la crítico Hanni Ossott en su ensayo de 1977, “La Obra: espacio para un acontecer”. En este ensayo, Figarella revela la naturaleza espontánea (no sistemática y hasta azarosa) de esta nueva etapa, así como advierte una estética experimental en la misma debido a la utilización que Gego hace de nuevos materiales, generalmente desechos industriales o restos de obras anteriores. Aún así, Figarella reconoce en esta obra la continuidad del uso de la línea como elemento fundamental común a todas las obras tridimensionales de Gego, cualquiera que sea la etapa a la que pertenezca, así como destaca su “esencia dibujística”. Es importante señalar que las ilustraciones para este catálogo fueron realizadas por Gego. A través de su representación en el plano dimensional, se acentúa aún más la confusión de género provocada por estas obras; de hecho, son dibujos sin papel que originalmente funcionan en el espacio tridimensional, aunque pueden ser trasladados con absoluta fidelidad por la autora al campo bidimensional, sobre el papel.