Este es un ensayo curatorial de Gilberto Cárdenas y Amelia Malagamba para el catálogo de una exposición de obras de artistas chicanos de Tejas. El ensayo examina el desarrollo y los logros de artistas ligados a Kingsville, ciudad a la que los autores comparan con Florencia, Italia, por su riqueza cultural e historia de producir artistas sumamente influyentes. Cárdenas y Malagamba hablan sobre la geografía y la composición étnica de Kingsville, destacando su importancia como sede de la universidad Texas A&I University [en la actualidad, Texas A&M University-Kingsville], durante mucho tiempo una de las pocas instituciones académicas disponible para la gran población mexicoamericana de la región. El ensayo detalla la experiencia en Texas A&I de numerosos estudiantes chicanos políticamente activos a pesar del poco respaldo y comprensión por parte del profesorado. No obstante, hubo notables excepciones entre los miembros del cuerpo docente, recalcándose la fundamental influencia de profesores tales como William Renfrow y otros más en la vida de los estudiantes activistas chicanos a quienes brindaron orientación y ayuda organizativa. Los autores reconocen el papel esencial de dichos profesores en la evolución de los artistas presentados en la muestra, todos ellos con algún vínculo o inscritos en Texas A&I en algún momento. Los autores sugieren la existencia de una estética compartida entre estos artistas que refleja la experiencia de vivir en el sur de Tejas, donde se combinan cualidades formales específicas con una singular sensibilidad política para crear un lenguaje visual como ningún otro dentro de la comunidad artística chicana. El primer artista reseñado es Amado Peña, a quien los autores identifican como uno de los primeros proponentes de incorporar simbolismo de la cultura mexicana es sus obras. Entre los demás artistas tratados en el ensayo están Carmen Lomas Garza, José Luis Rivera, César Martínez, Santa Barraza y Luis Gutiérrez. Los autores comentan sobre la naturaleza colectiva de estos artistas, a pesar de sus logros y aspiraciones individuales, tomando en consideración las circunstancias que podrían haber originado la aparición de tanto talento y producción artística chicana en esa Alma Mater.

Este ensayo de catálogo de Gilberto Cárdenas y Amelia Malagamba fue escrito para la exposición de Los Artistas Chicanos del Valle de Tejas: Narradores de Mitos y Tradiciones, muestra con curadoría de ambos. La muestra formó parte del VII Festival Internacional de la Raza de 1991, siendo montada primeramente en Tijuana, Baja California y, a seguir, en Laredo, Tamaulipas, México. El festival anual contó con el respaldo de diversas agencias federales mexicanas con el propósito de fomentar el intercambio fronterizo entre los Estados Unidos y México. El ensayo es valioso por su detallado relato sobre la importancia del sur de Tejas y, específicamente, de Kingsville en el desarrollo del arte chicano tanto en Tejas como en el ámbito nacional. No obstante, los autores no sólo resaltan la singularidad de la comunidad de Kingsville, sino también el rol esencial de la mitología, los proverbios y las leyendas en la vida cultural de sus habitantes y la forma en que esto se manifiesta en las obras de los artistas de la ciudad.