Ramón García explora en este ensayo las bases y las cualidades esenciales del camp chicano [“rascuache”, de mal gusto, chillón, ranchero] y sus manifestaciones artísticas y literarias. García comienza con una discusión sobre los murales andantes del grupo de arte conceptual de Los Ángeles, ASCO, y su papel en el desarrollo del estilo camp que buscaba gestionar y confrontar la marginalización fronteriza. García diferencia entre el camp eurocentrista y el chicano en base a distinciones tanto históricas como culturales. Luego, encuadra la discusión sobre el camp en la literatura y el arte chicano dentro de la consideración de cultura popular como un ámbito donde se dirime la lucha para alcanzar una estética chicana. García aborda el concepto de “rascuache”, y sostiene que el camp implica una representación más consciente y crítica de la cultura de la clase obrera. Sin embargo, el arte camp o kitsch se suele definir como situado en el exterior de las subculturas que supuestamente deben reflejar. Posteriormente, García pasa a esbozar una genealogía del camp chicano, vinculando sus raíces a la cultura tradicional mexicana. García identifica dos corrientes de camp en el arte chicano: un camp irónico (que se autoparodia), y un camp histórico, ambos presentes también en la literatura chicana. García atribuye la aparición del camp chicano en parte a la hibridación cultural, la cual ha producido una multiplicidad de culturas chicanas que dificulta la definición del estilo camp, kitsch o “rascuache”. Según el autor, en última instancia lo importante es definir las diversas posturas temáticas de la comunidad chicana, con el fin de comprenderse verdaderamente y lograr una unidad política.