Francis Bacon describe en este libro una escena en la que un barco de marineros españoles a la deriva, en peligro de muerte y cerca de la costa de Perú, llega a la orilla de una isla desconocida donde son atendidos por el gobierno de Bensalem. En el transcurso de su estancia aprenden sobre la historia, las costumbres y la organización de Bensalem y, durante el proceso, se maravillan de la riqueza material y la sabiduría e inteligencia de sus habitantes. De los dirigentes que conocen allí, aprenden también sobre la historia universal y sobre la parte de la historia de “América” (la Nueva Atlántida) desconocida en Europa. Se ejemplifica que hace 3,000 años los océanos se surcaban mucho más que en la actualidad; que Bensalem ha estado enviando barcos a Europa para recabar conocimientos y tecnología, aunque de incógnito (como europeos) para que su existencia permanezca oculta. Bacon dedica una considerable cantidad de texto para describir en minucias la “Casa de Salomón”. Un sacerdote democrático de la “Casa de Salomón”, escribe Bacon, explica con detalle a los marineros los objetivos, las actividades y la organización de la sociedad. El “Padre” les cuenta que el objetivo es la acumulación y aplicación del conocimiento; describe los muchos aspectos del mundo natural que estudian y, entre ellos, todas las plantas, animales y hierbas imaginables, los elementos, la luz, el movimiento, el sonido y todo tipo de tecnología; y relata cómo viajan alrededor del mundo para reunir conocimientos zarpando tanto del Perú (entonces llamado Coya) como de México (conocido entonces como Tyrambel). El “Padre” de Bacon termina su audiencia con los marineros con una bendición y dándoles permiso para “publicar” la información que han aprendido de él, entre otras cosas, “para el bien de otras naciones”.