Alfred H. Barr, Jr. (1902-81), director fundador del Museum of Modern Art de Nueva York, escribió este prefacio para el catálogo The Latin-American Collection of the Museum of Modern Art de Lincoln Kirstein. Financiado por el Fondo Interamericano (establecido por Nelson Rockefeller), Kirsten —en la época “consultor sobre arte latinoamericano” del museo— y Barr pasaron el verano de 1942 viajando, respectivamente, a Sudamérica, México y Cuba, donde adquirieron unas 200 obras que se añadieron a la colección del museo. Tal y como señala Barr en el prólogo, el arte mexicano y brasileño representaban el meollo de la colección del museo antes de 1942. Los artistas mexicanos ya eran conocidos en los Estados Unidos durante la década de 1930, y Abby Aldrich Rockefeller y otros habían donado trabajos de los muralistas para la colección. Con motivo de la Feria Mundial de 1939 de Nueva York, el museo adquirió varias obras de Candido Portinari (cuyo mural decoraba el pabellón brasileño) además de otras que le fueron donadas. El Fondo Interamericano fue establecido en 1942 para ampliar la colección (especialmente de arte sudamericano), en un momento en que el Departamento de Estado [Ministerio de Relaciones Exteriores norteamericano] comenzaba a implicarse en la promoción de intercambios culturales con Latinoamérica como parte de su cometido para ampliar su influencia y frenar el avance del fascismo en la región. Sin duda alguna, mientras que Barr estaba al tanto de las políticas que promovían la colección de arte latinoamericano del museo, este texto muestra que su interés, fundamentalmente, se centraba en la pregunta del efecto que tendría en la colección total del museo la adición de tan gran cantidad de obras latinoamericanas, y de cómo esto implicaba una nueva dirección y un dinámico impulso para la consecución de una enciclopédica colección de arte moderno, tal y como deseaba configurarla.