José Antonio Ramos responde en este texto a la pregunta que los editores de revista de avance plantearon a sus lectores: “¿Qué debe ser el arte americano?”. Ramos comienza mostrando su desacuerdo con la propia pregunta, declarando que no debiera haber proposiciones sobre lo que el arte “debe” ser. No obstante, ha pensado en relación al problema de la americanidad y sus posibles significados. Explica que el término significa distintas cosas en diferentes lugares de América, y que los artistas que expresan estos significados son conocidos más allá de sus fronteras, puesto que se les conoce en Europa. Ramos sostiene que “nuestra cultura” no es una cultura urbana sino que es, fundamentalmente, religiosa. Esto lo lleva a plantear la cuestión referida al público. Si América no tiene densas poblaciones urbanas, se pregunta entonces, ¿quién constituye el público de esos artistas? Otro problema relacionado es el hecho personal de considerar el idioma español como “lengua muerta”. Aún así, no pierde la esperanza y, a esos efectos, declara que el artista americano que se deleita con los conflictos consustanciales a la producción de arte en el continente, creará obras superiores a las producidas en los contextos libres de conflictos, como en Europa. Finalmente, Ramos argumenta que la americanidad es una ilusión, algo que está en proceso de formación, y proclama que cualquier expresión que sea “original, sincera, intensa” y “sólida”, será americana.