Este texto, escrito por Francisco Díaz de León, director de la Escuela de Pintura al Aire Libre de Tlalpan, refleja un énfasis discursivo en conceptos ligados con la teoría educativa de la época. En ella se hacía hincapié en conceptos de índole romántico: tales como lo espontáneo, lo ingenuo y lo primitivo, los cuales también se asocian en el periodo con el concepto de “lo popular”. La Monografía de las Escuelas de Pintura al Aire Libre representa una etapa específica de las Escuelas de Pintura al Aire Libre, abiertas originalmente en 1913-14 en el barrio de Santa Anita como una alternativa de enseñanza extramuros dentro del programa de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Posteriormente, a principios de los años veinte, esos centros fueron revividos, y permitieron el fomento de una iconografía que resaltaba tanto temas rurales como la revaloración de la arquitectura virreinal. A mediados de esa década, cuando se publica este libro, varios de los jóvenes artistas entrenados en las Escuelas se ocuparon de la dirección de sus diversos planteles, enfocándose mayormente en ellas a la enseñanza de niños y jóvenes. Buscábase promover una valoración estética de su entorno, y con un énfasis en la expresión más que en valores formales académicos, generando obra con gran diversidad de estilos, aunque, en general, con un matiz más naïf y burdo, que, a la vez, tendrá importancia para las características formales de los artistas entrenados en la academia.