Marta Traba define al mundo del arte puertorriqueño como territorio donde reina el eclecticismo en todas sus facetas. Exceptuando a Francisco Rodón, quien cultiva un característico retratismo mórbido con cierta exclusividad, muchos de sus contemporáneos—incluyendo a Lorenzo Homar, Julio Rosado del Valle y Luis Hernández Cruz—manejan un amplio repertorio de técnicas, temas y estilos cuyo resultado es una producción aparentemente anacrónica, a pesar de su evidente talento. Es igual de ecléctica la crítica rimbombante que plaga las páginas de los diarios de mayor importancia, las galerías, y las colecciones públicas y privadas las cuales, en su mayoría, despliegan una absoluta falta de criterio de selección. Este eclecticismo es quizás producto de la constante agresión cultural y se alimenta de la creciente confusión de la zona específica de Puerto Rico, la cual Traba define de esta manera: “oscilante entre su religamiento natural a la cultura hispánica, su ubicación geográfica y étnica antillana, su conexión artificial con los Estados Unidos y el evidente propósito de este último país de mantenerle al margen de toda pretensión estilística.”

Éste es uno de los ensayos recogidos en Propuesta polémica sobre arte puertorriqueño, fuente indispensable para el estudio del arte puertorriqueño desde mediados de siglo XX. Ofrece un conjunto de textos publicados en la prensa local y otros inéditos, producto de las conferencias y seminarios que Traba dictó en la Universidad de Puerto Rico (UPR). Marta Traba llegó a Puerto Rico en 1970 junto a su marido, el crítico literario uruguayo, Ángel Rama invitada por el Departamento de Español de la UPR, Recinto de Río Piedras. Aunque su estancia en la Isla fue breve (estuvo sólo ocho meses) su presencia tuvo un impacto decisivo sobre el entorno artístico insular. Esta había permanecido desvinculada de la crítica rigurosa del arte por mucho tiempo, hecho que comentó la propia Traba en repetidas ocasiones. Sin embargo, fue ella quien de alguna manera insertó a los artistas puertorriqueños en el discurso crítico regional de América Latina.   Es importante la recopilación de todos los artículos que publicó Marta Traba (1930-83) en los diferentes países en los que vivió. Cuando Traba vino a San Juan, Puerto Rico, había vivido en Bogotá, en Nueva York, en París y en Buenos Aires. A partir de agosto de 1970 hasta el verano de 1971, la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, la contrató para dictar un curso de arte latinoamericano amén de los cursos Teoría general de historia del arte (201) e Historia del arte moderno (213), entre otros, en el Departamento de Bellas Artes. En el verano de 1971 ofreció un curso de Estética. Al finalizar el verano, la Universidad no le renovó el contrato. Durante su residencia en Puerto Rico, Traba escribió libros y muchos artículos en la prensa y en revistas, en los cuales planteó su posición frente al arte puertorriqueño. Fueron motivo de numerosos cuestionamientos y críticas entre la clase artística.