La crítica literaria María Sola señala que el legado de Marta Traba se puede localizar “dentro de la lucha de la mujer ‘por hablar’ en cambio de ‘ser hablada’ por otros”. Si bien Traba trató, según expresa la autora, de medirse con los modelos masculinos existentes en la literatura, algunas de sus más famosas novelas suyas buscaron expresar una perspectiva femenina dentro de un marco cultural que ha favorecido siempre la literatura escrita por hombres. La autora comenta que, en una ocasión, Traba afirmó: “escribo como mujer”. Al respecto, la ensayista ofrece una cita puntual de Traba; “(…) existe una masa de literatura femenina a la espera de que se aprenda a leerla correctamente.”

El artículo es interesante para un estudio de la narrativa de Marta Traba (1930-83). Dicho texto no menciona sus escritos sobre arte, aunque arroja una luz sobre muchas de las novelas y libros que publicó en vida. Entre ellos pueden mencionarse: Historia natural de la alegría, Las ceremonias del verano (1966), Los laberintos insolados (1967), Pasó así (1968), Conversación al sur (1981), entre otras. Es importante la recopilación de todos los artículos que publicó Marta Traba (1930-83) en los diferentes países en los que vivió. Cuando Traba vino a San Juan, Puerto Rico, había vivido en Bogotá, en Nueva York, en París y en Buenos Aires. A partir de agosto de 1970 hasta el verano de 1971, la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, la contrató para dictar un curso de arte latinoamericano amén de los cursos Teoría general de historia del arte (201) e Historia del arte moderno (213), entre otros, en el Departamento de Bellas Artes. En el verano de 1971 ofreció un curso de Estética. Al finalizar el verano, la Universidad no le renovó el contrato. Durante su residencia en Puerto Rico, Traba escribió libros y muchos artículos en la prensa y en revistas, en los cuales planteó su posición frente al arte puertorriqueño. Fueron motivo de numerosos cuestionamientos y críticas entre la clase artística.