Esta gráfica es un eco mecánico de lo sustentado por Diego Rivera (1886-1957) en el artículo que abre la publicación. Sitúa la nota de Pablo Picasso, quien ocupa también la primera plana, pero no como un gesto de valoración, sino más bien para servir a la estigmatización del arte puro, del que Picasso era considerado el máximo representante.
El dibujo de Jesús Guerrero Galván hace gala de un recurso fácil y repetido hasta el cansancio. Representa a un melifluo artista acompañado por una frase de Picasso y un libro de André Gide, de espaldas al recio artista proletario inspirado en la lectura de Marx. El primero plasma en el lienzo una escena surreal con un toque autóctono; el segundo, un mural con una imagen de progreso y un obrero en armas: la connotación es obvia, “los otros” afeminados y “los nuestros”, la virilidad. Choque fue junto con Juan Brochas, el órgano de difusión de la Alianza de Trabajadores de Artes (ATA), la también llamada Alianza de Trabajadores de Artes Plásticas (ATAP). Dicha alianza surgió para defender sus intereses económicos frente al Departamento de Bellas Artes. Los pintores integrantes de la ATA, Juan Manuel Anaya, Raúl Anguiano, Santos Balmori, Jesús Guerrero Galván, Máximo Pacheco, Roberto Reyes Pérez, Víctor M. Reyes, Rafael Valderrama y Jorge Olvera, hicieron un llamamiento a los artistas a organizarse sindicalmente, a causa de los despidos injustificados de profesores de artes plásticas, música y teatro. En consonancia con su título, Choque buscaba confrontarse, estrellarse, establecer polémica con lo establecido; por un lado, buscando así alinearse con la vanguardia obrera, por el otro, centrado en la lucha clasista dentro de la producción artística.