Además de aportar información sobre tendencias, ideas y sensibilidad vanguardista de escritores e intelectuales de principio de siglo XX y el ambiente de polémica reinante, el ensayo del escritor venezolano Pedro Emilio Coll (1872–1947) es de gran importancia por su contenido americanista. Publicado por vez primera en 1901, “Decadentismo y Americanismo” es también un testimonio de la distancia (en el tiempo) con la que se producen en Venezuela las primeras manifestaciones vanguardistas del siglo XX, tanto en la literatura como en las artes plásticas. Países como Argentina y Brasil —ya desde comienzos de siglo— tuvieron mayor comunicación y vínculo con Europa que Venezuela, donde aquellas manifestaciones artísticas ajenas a la tradición se adelantan, en la literatura, una década en relación a las artes plásticas. Desde 1898 —año de la muerte del pintor académico Arturo Michelena— hasta 1908 (cuando muere Emilio Mauri), las artes se hallan en un proceso decadente; esto coincide precisamente con el cambio de poder político entre dos dictadores: de Cipriano Castro (1899–1908) a Juan Vicente Gómez (1908–35). El estilo decimonónico seguirá imperando en Venezuela hasta 1912 con el Círculo de Bellas Artes, y la estética decadentista-simbolista será asimilada en la pintura venezolana en los años veinte por Pedro Centeno Vallenilla.
Se recomienda la versión de este ensayo que aparece en la edición antológica organizada, prologada y anotada por Miguel Gómez (Colección Claves de América de la Biblioteca Ayacucho, Caracas, 2002), por cuanto la información sobre el autor y la relevancia del texto, y porque a la vez puede leerse en el contexto de los escritos de otros pensadores y escritores latinoamericanos que reflexionaron sobre, o fueron representantes de, la estética modernista. Tal es el caso de Manuel Gutiérrez Nájera (mexicano), José Martí (cubano), Rubén Darío (nicaragüense), José Enrique Rodó (uruguayo) y Manuel Díaz Rodríguez (venezolano), entre otros.