Este estudio del filólogo y lingüista argentino —nacido en Polonia y nacionalizado venezolano en 1950— Ángel Rosenblat (1902–84) es capaz de contribuir, en gran medida, a la mejor comprensión de los fenómenos de ocurrencia contemporánea: transformación social y globalización que, sin duda, no afecta sólo al español. Tales fenómenos fueron prefigurados por el lingüista en 1975 y hoy son un hecho contundente; son aplicables también a numerosas variantes en otros lenguajes. Entre ellos los de las artes visuales surgidos a partir de los años setenta tanto en los países de América Latina como en las comunidades latinas de los Estados Unidos y otras partes del mundo.
A pesar de que Rosenblat en el marco previo a sus conclusiones dedique una buena parte a profusos análisis y ejemplos de otras lenguas (épocas y culturas), se ha considerado de interés el incluir el ensayo, en forma integral, porque aporta una visión basada en estadísticas y en estudios amplios y rigurosos sobre el lenguaje. En relación a las artes plásticas, el estudio de Rosenblat cobra pertinencia por el reconocimiento axiológico que el lingüista le otorga al valor de las particularidades de las diversas culturas nacionales, sin que ello destruya una idea de continuidad iberoamericana que sigue cultivando valores integradores. Esto sucede bajo pautas provenientes de las propuestas más arraigadas (y de las más actuales incluso) en la cultura visual, en pleno acuerdo de Rosenblat con la idea del pensador mexicano Leopoldo Zea. Sobre todo, cuando este sostiene que —aun cuando Latinoamérica siga a Europa o a los Estados Unidos— los seguirá según como nuestros países sientan y necesiten dicha imitación. Basta recordar que los únicos verdaderamente “originales” fueron los prehispánicos (Octavio Paz dixit).
Específicamente, entre los varios temas de este ensayo, interesa destacar la parte dedicada a las “utopías” de una lengua universal, así como también a los ejemplos de la historia que aporta. Sin duda, la búsqueda de un “universalismo” de significación del signo ha sido otra de las grandes preocupaciones de las artes visuales; esto, hasta llegar a casos de artistas que indagan en terreno propiamente lingüístico, como sucede con el proyecto de la “panlingua” inventada por el pintor argentino Xul Solar en los años veinte, la cual aspiraba a contener en una sola los significantes y significados de todas las lenguas del mundo.