Con las declaraciones a El Universal (Caracas, 18 de marzo de 1957) del pintor venezolano Alejandro Otero (1921–90) —contra el Premio de Escultura por el Jurado del XVIII Salón Oficial de Arte Venezolano— dio inicio en el país una de las más intensas y valiosas polémicas a propósito del arte abstracto. Los polemistas fueron el escritor y editor Miguel Otero Silva y su primo el pintor. Las páginas del diario El Nacional, propiedad del primero, sirvieron para dicho intercambio de ideas. En esta primera toma de posición, Alejandro Otero no cuestiona el Premio Oficial de Pintura, asignado a Armando Barrios, entonces director del Museo de Bellas Artes y antiguo miembro del grupo Los Disidentes (promotores del arte abstracto); sino el de Escultura, por cuanto considera una injusticia el preferir a un extranjero recién llegado, a venezolanos tales como Víctor Valera u Omar Carreño, antiguos integrantes del grupo Los Disidentes ambos.
Este grupo fundado en París y liderado por el mismo Otero había hecho fuertes críticas a los Salones y a sus jurados por la preferencia hacia las tendencias más tradicionales —el paisajismo y el realismo desde 1940—, año en que se inicia la convocatoria. En el campo de la escultura, el único escultor venezolano reconocido había sido Francisco Narváez; el resto de los premiados fueron extranjeros emigrados de Europa, como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. En los últimos años, algunos de los antiguos Disidentes —como el mismo Valera— habían decidido volver a competir en Salones y habían obtenido alguna distinción en el país (Salón D’Empaire, en Maracaibo, Salón Arturo Michelena, en Valencia). Por otra parte, desde la construcción de la Ciudad Universitaria (1953), gracias al proyecto integrador del arquitecto Carlos Raúl Villanueva, todos ellos empezaban a cobrar cierta relevancia. Por ello, tal vez aspiraban a verse reconocidos en el principal Salón; de ahí, la frustración del pintor Otero. La polémica desatada por sus declaraciones rendirá sus frutos al año siguiente, ya superada la dictadura militar del general Marcos Pérez Jiménez (1958), pues Alejandro Otero recibirá el Premio Oficial de Pintura en el siguiente Salón, Víctor Valera el de Escultura, así como también Miguel Arroyo, el nuevo director del Museo e integrante de Los Disidentes.