Procedente de Francia, el pintor venezolano Emilio Boggio, al llegar a suelo venezolano es considerado por la mayoría de los críticos y artistas como perteneciente a la corriente “impresionista”. Este apelativo causó gran impacto entre los iniciadores de la escuela paisajista del Círculo de Bellas Artes. Su exposición de 1919 alcanzó bastante repercusión, no sólo entre los pintores, sino en el público caraqueño en general.
Interesa, aquí, la visión que tiene Tablada en esta crónica sobre el pintor Boggio, muy en particular, y sobre el arte por su óptica universalista. Tablada estuvo pocos años en el país en funciones diplomáticas; no obstante, se relacionó mucho con intelectuales y artistas. Habla en esta crónica sobre una axiología estética; o sea, valores esenciales que vinculan a todas las artes, aquellas que sobrepasan, inclusive, la categorización de un artista por un “ismo” en particular. En este sentido, Tablada difiere de la posición “nacionalista” manifestada por los fundadores del Círculo de Bellas Artes en cuanto a la pintura, expresada por Leoncio Martínez [Leo] en el discurso de instalación del grupo.
El periodista, diplomático, poeta y crítico mexicano José Juan Tablada (1871–1945) publicó en Venezuela un libro fundamental de su variada creatividad e invención; son poemas ideográficos basados en la tradición de los Calligrammes de Apollinaire: Li-Po y otros poemas (Caracas, 1920).