La estrategia de tender un cerco total de silencio en torno a la figura de André Breton (1896-966), y no por su proclividad surrealista sino por su cercanía con León Trotsky (Lev Davidovich Bronstein, 1879-1940) —el dirigente de la Cuarta Internacional, Comisario del Pueblo y colaborador de Lenin—, de repente fue quebrada por un puñado de intelectuales y artistas. Lo significativo de este documento es que nos permite definir quiénes escapaban al dictado estalinista a partir de otras filiaciones políticas. Entre el bloque de firmantes podemos mencionar a Diego Rivera (1886-1957) y Frida Kahlo (1907-54), además de la familia Marín, ligada al primer matrimonio de Rivera (Guadalupe, Jesús y Francisco Marín), el surrealista César Moro (1903-56), el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo (1902-2002); funcionarios como Antonio Hidalgo, el caricaturista Santiago R. De la Vega, escritores como Jacobo Dalevuelta (pseudónimo de Fernando Ramírez de Aguilar), Adolfo Zamora, de origen nicaragüense, Francisco Zamora, colaborador de la revista del trotskismo Clave; Frances Toor, la promotora cultural estadounidense ligada a la revista Mexican Folkways (1925-37), el arquitecto Luis Barragán (1902-88); los escultores Ignacio Asúnsulo y Mardonio Magaña; los pintores Adolfo Best Maugard (1891-1964), Roberto Montenegro (1885-1968), Agustín Lazo (1896-1971) y Rufino Tamayo (1899-1991), Antonio Ruiz, Jorge Enciso y Carlos Mérida (1891-1984), entre otros. Entre los escritores de la revista Contemporáneos cabe mencionar a Salvador Novo (1904-74), Xavier Villaurrutia (1903-50), Jorge Cuesta, José Gorostiza y Carlos Pellicer, aunque éste último antes había formado parte del contingente de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) al Congreso de Valencia, en apoyo a la República Española. Otro de los firmantes fue el director de teatro obrerista y luego director cinematográfico: Julio Bracho.