En este último manifiesto, el grupo de pintores ¡30-30! anuncia que su lucha contra el academismo se exalta nuevamente. El motivo es que la Rectoría de la Universidad nombró oficialmente como director de la Escuela de Bellas Artes al literato porfirista, Manuel Toussaint, contradiciendo así los propósitos que el propio ministro de educación anunció en su discurso de toma de protesta del nuevo Rector. Para los treinta-treintistas, dicho nombramiento responde más a razones de amistad del rector que a la necesaria capacidad del escritor de dirigir una escuela, la cual nada tiene que ver con su oficio. Por esa razón, tanto la Academia como las Escuelas al Aire Libre están destinadas al fracaso. El grupo denuncia, también, la destrucción del mural de Fernando Leal por órdenes de un simple jefe de departamento, Bernardo J. Gastelum, a quien, en vez de pedírsele una explicación, se le premia enviándolo a Europa. Ante tal situación, vaticinan que por detrás del conservador Toussaint, vendrán el “gachupín” Maroto y los “afeminados” a ocupar secretarías particulares. Conjuntamente, se oponen al homosexualismo imitado de la burguesía francesa y conminan al Gobierno Federal a no sostener en sus secretarías a aquellos individuos de dudosa condición fisiológica.