Con el antecedente de un libro radical para la época —La deshumanización el arte (1925), del filósofo español José Ortega y Gasset (1883?1955), donde se plantea, por primera vez, la veta de negatividad con la que opera la vanguardia europea surgida la década anterior—, en América Latina surgieron diversas lecturas, algunas abiertamente tendenciosas, sobre este enfoque del arte moderno que trastornaba, teóricamente, todas las lecturas anteriores. En el Brasil, en general, y para Flávio de Carvalho, en particular, debido al proceso de “deshumanización” desencadenado internacionalmente, el arte dejaría de ser de tenor ritual, para convertirse en un “problema de sensibilidad mayor”.
Integrando una cita de la bailarina rusa Ana Pavlova, el autor escribe: “Píntese y constrúyase con las cabezas”; o sea, “con la mente y la emoción”. Flávio de Carvalho es de la idea de que nunca antes la crítica de arte llegó “tan hondo” al meollo de aspectos que alcanzan hasta la esencia de la psyché (psique) y de la mente humana. A su juicio, en aquella época habría dos corrientes de gran importancia: la abstracción y el surrealismo.
La RASM —Revista Anual do Salão de Maio— forma parte del catálogo del III Salão de Maio, realizado en São Paulo (1939), teniendo a Flávio de Carvalho (1899?1973) como coordinador de los temas que lo involucran. Este arquitecto y artista había estudiado en Francia (París, 1911?14) y, después de la Primera Guerra Mundial, en Inglaterra (Newcastle-upon-Tyne, 1922).