El texto firmado por Jorge Glusberg, propone dar un marco teórico a la transvanguardia y a la postmodernidad en Latinoamérica, partiendo del presupuesto de una continuidad visual en la cual se incluye en la Argentina, en primer lugar, a Antonio Berni y luego a la Otra Figuración.
Es un texto de importancia para entender los cambios producidos al final de la dictadura militar en la pintura argentina, su rápido acomodamiento ya sea a la escena internacional o bien a la participación en la discusión global sobre posmodernidad y posvanguardias. Y lo hace mediante el intento de una definición de “lo latinoamericano”.
Es interesante la relectura de Berni y de la Otra Figuración para la legitimación de la nueva generación de artistas practicantes de la pintura: Guillermo Kuitca, Rafael Bueno, Pablo Bobbio y Juan José Cambre. Además, se cubre el hiato de los años sesenta y setenta agregando al listado artistas como Juan Pablo Renzi y Luis A. Wells. De esta forma, se establece una genealogía justificativa —simplificada en un expresionismo vernáculo— para las prácticas pictóricas de los años ochenta, según el modelo aceptado del crítico italiano Achille Bonito Oliva, fundamento del texto de Glusberg. Un aproximación similar es el realizado por Carlos Espartaco mediante el término “anavanguardia”.
No ha sido señalado que la exposición en el Museo de Arte Moderno del grupo postfiguración opera en el mismo sentido, pero sólo si se parte desde los artistas realistas, quienes difícilmente podían ser incluidos en la pintura posmoderna preconizada por los críticos mencionados. La figura de Berni realiza el puente necesario para que —dentro de la “deriva estilística”— puedan ser incluidos los realismos.