Jean Charlot (1897-1979), artista francés afiliado a la vanguardia europea y muralista de la primera promoción, hace referencia al apellido del grabador mexicano con una letra de más: "Posadas". Quizá el hecho de que este último ilustrara con frecuencia eventos sobrenaturales—muchos de ellos enraizados en un catolicismo de raíz popular—sirvió de primer acercamiento con la sensibilidad religiosa de Charlot, quien, posteriormente en su carrera, hallaría en él un cúmulo de hallazgos visuales. La importancia de la obra de José Guadalupe Posada (1852-1913) recae en la influencia que ejerció sobre pintores, muralistas y grabadores que formaron parte del movimiento artístico pos-revolucionario. En aquellos años treinta, Posada fue valorado como artista popular. Sus dibujos y grabados criticaban, con humor negro, la desigualdad e injusticia social existente, los asuntos políticos, la vida cotidiana y las creencias religiosas. La escuela generada por Posada fue seguida por artistas como Diego Rivera (1886-1957), David Alfaro Siqueiros (1896-1974), José Clemente Orozco (1883-1949), Leopoldo Méndez (1902-69), Fernando Leal (1896-1964), entre otros. Motivo por el cual el legado de Posada es significativo, ya que fue un precursor importante del movimiento artístico nacional.