El clímax de la recepción popular del baile en donde fueron detenidos 42 hombres, muchos de ellos vestidos de mujer, lo llevó a cabo José Guadalupe Posada en estos grabados que acompañan las dos hojas volantes publicadas por Antonio Vanegas Arroyo. Carlos Monsivais señala que: “Posada... informa, satiriza, refleja un suceso, lo engrandece y se erige juez popular,es fidedigno y es creativo: así ve al pueblo o así se ve él mismo, todo pueblo: el espacio donde la Pasión y la Justicia rectifican en lo que pueden los crímenes de la vida”. Ignacio de la Torre, inmensamente rico, casado con la misma hija de Porfirio Díaz, y propietario de una cuadra de caballos, que junto con la de la familia Escandón, era la mejor de la ciudad de México. Amigo de variada intención de Emiliano Zapata. Amistad que tuvo diferentes matices: cuando en 1909 Zapata fue detenido por defender la causa agraria de su comunidad y llevado para servir de leva en el ejército, De la Torre hablo con el gobernador del estado de Morelos para obtener su libertad, al no conseguirla, acudió a su mismo suegro, don Porfirio Díaz aceptó ayudarlo, no sin antes decirle: “Nacho, voy a ver que lo suelten, pero le prevengo: ese hombre le va a dar muchos dolores de cabeza”. Involucrado en el golpe militar contra el presidente Francisco I. Madero, Ignacio fue capturado por el Ejército del Sur. Zapata mostró contra él una extraña venganza personal, un rencor que lo llevó a humillarlo, al escarnio entre sus tropas. Perseguido por los carrancistas, Ignacio logró huir disfrazado a los Estados Unidos en donde pidió reunirse con su esposa. Murió en Nueva York, el 1º de abril de 1918.
Al igual que Posada, años más tarde, Diego Rivera, José Clemente Orozco y Antonio Ruiz, ridiculizaron y atacaron el afeminamiento de cierto sector de la cultura en México a través de retratos y caricaturas.
En este facsimilar no aparece el título, sin embargo, en el orginial sí se encontraba el título aquí enunciado.