En el contexto del asesinato del comunista Julio Antonio Mella, en la Ciudad de México, el 10 de enero de 1929, la prensa desató una insidiosa campaña de hostigamiento contra Tina Modotti (1896-1942), fotógrafa y pareja sentimental del activista cubano, fundador junto a Carlos Baliño del PCC. El homicidio provocó una avalancha de especulaciones desorbitadas, incluso aquellas que veían en Tina a la autora o causante de un crimen pasional. Llama la atención que, de todos los rumores vertidos en esos días, Vittorio Vidali, alias “Enea Sormenti” (1900-83), hubiera elegido las declaraciones de Magriñá para salir en defensa de Modotti, pues precisamente el sicario italiano fue señalado por el Partido Comunista de México como uno de los autores materiales del asesinato. Hay dos aspectos que destacan en la carta de Vidali: por un lado, su esfuerzo por aclararle a los comunistas mexicanos algo que ninguno de ellos había siquiera sugerido (esto es, una secreta afiliación fascista de Modotti), por el otro, la omisión absoluta de cualquier referencia al caso Mella. Aunque su actividad en nuestro país ha sido poco estudiada, la llegada de Vidali a México, en 1927, obedeció, entre otras cosas, a la coordinación de las actividades regionales del Socorro Rojo Internacional (un órgano que encubría operaciones secretas de la III Internacional Comunista). La obscuridad del personaje ha llevado a algunos investigadores a visualizarlo como posible asesino de Mella, si bien la hipótesis más admitida indica que el dictador cubano (1925-33), Gerardo Machado (1871-1939), ordenó su eliminación. En cualquier caso, el acontecimiento permitió a Vidali atraer a Tina a su órbita de influencia, de la cual la fotógrafa no escaparía hasta su propia muerte.