Adriana Valdés escribe para el catálogo de una exposición de Mónica Bengoa articulando el texto en torno a seis ejes: Sobre cuentos; Sobre pixeles; Sobre lo indecible; “Al son de un suave y blando movimiento”; Lo cotidiano y sus sutiles diferencias; y Lo cotidiano: la verdad como proyecto y como resistencia. El primero de ellos establece un paralelo entre un cuento de Julio Cortázar y la obra de Bengoa. El segundo analiza las dos obras que componen la muestra destacando el intento de exponer distintas paradojas, más allá de los binarismos. El siguiente punto señala que lo propuesto en la obra “crea una escena para lo indecible”. Continúa con el análisis de la obra principal de esta muestra, un mural de gran formato hecho con servilletas coloreadas a mano. Los núcleos finales se centran en el vínculo existente entre la propuesta de Bengoa y el cotidiano, tanto espacio íntimo como de microresistencia.   

La crítica de arte y ensayista Adriana Valdés (n. 1943) escribió para el catálogo de la exposición individual de Mónica Bengoa (n. 1969), titulada Enero, 7:25 en la Galería Gabriela Mistral (Santiago, 2004). El texto fue incluido por Valdés en su libro Memorias Visuales. Arte Contemporáneo en Chile (2006) aunque bajo título modificado, de “(quisiera hacer un texto tan fino como tu obra)” a “Mónica Bengoa. Al son de un suave y blando movimiento”. Valdés ejerció un papel de importancia en la escritura sobre artes visuales, iniciando su labor en los setenta y formando parte de quienes escriben sobre la Escena de Avanzada, grupo de artistas y prácticas neovanguardistas surgidas durante la Dictadura Militar del General Augusto Pinochet (1973-90), término que fue acuñado por la teórica y crítica cultural Nelly Richard (n. 1948). En su libro Memorias Visuales. Arte Contemporáneo en Chile recopiló diversos textos escritos para presentaciones, catálogos, reseñas de libros o prefacios escritos a lo largo de tres décadas: fue su bitácora, según la autora.

El presente texto representa otro momento en la escritura crítica de Valdés, puesto que Bengoa es una artista perteneciente a la generación de los noventa  , cuando la institucionalidad chilena había cambiado debido al retorno a la democracia. Su obra artística se ha destacado por una exploración constante de la imagen fotográfica operada desde lo manual y a través del grabado, la pintura, el dibujo y el bordado, motivo por el cual su trabajo   se plantea como cercana a lo artesanal. Esto se traduce en que sus obras desmenuzan imágenes para luego rearmalas manualmente; lo hace desde grandes formatos (murales) hasta pequeñas piezas. A finales del 2017, Bengoa tuvo una retrospectiva de 25 años de actividades en el Museo Nacional de Bellas Artes en Santiago.

Enero, 7:25 presentó dos obras, la primera fue un mural homónimo de 3.64 x 14.00 metros hecho con 2,600 servilletas de papel pintadas a mano que representaba una cama infantil de perfil. La otra obra se tituló 7:25 (pirata, cositas, tortuga, elefante, avión), una serie de cinco bordados de 62 cms de diámetro c/u.