Pedro Millar realiza en este texto una semblanza de Santos Chávez de cómo se integra al Taller 99 y también da cuenta del desarrollo de su obra a través de la interpretación de su iconografía. Nos cuenta que en 1960 en un encuentro con Santos Chávez, que en ese momento estaba en Concepción, que para seguir desarrollándose profesionalmente podía integrarse al Taller 99, que en ese momento funcionaba en los altos de la Casa Central de la UC en Santiago. Esa experiencia le permitió a Santos Chávez tomar conocimiento de nuevas técnicas como aprender de la fraternidad del trabajo del taller. En ese momento coincide con Luz Donoso, Delia del Carril, Eduardo Vilches, Jaime Cruz y Juan Downey, entre otros artistas. También documenta de cómo al interior del Taller se fue produciendo un encuentro de grabadores “sureños”, como él denomina. Es el caso de Jaime Cruz y Eduardo Vilches, además de los ya mencionados. En relación a la iconografía que desarrolla Chávez, Millar la caracteriza como una gráfica de edición lírica de su vivencia en la Región de la Araucanía. Es precisamente este elemento que conforma el idiolecto de la obra de Chávez en el tiempo, una composición con un dibujo esencial de carácter figurativo, en que recupera elementos del imaginario popular.

En los textos documentados sobre grabado el lector puede ir estableciendo un sistema de correspondencia en relación al Taller 99, el cual recorre más de cinco décadas en la práctica del grabado en el sistema de arte chileno, como las diferentes etapas en que este se fue fundando y refundando. Con anterioridad se ha mencionado su fecha de fundación en 1956 en la calle Guardia Vieja 99, domicilio de Nemesio Antúnez, y en el texto de Millar se data un segundo momento, que es cuando este se traslada a la Casa Central de la incipiente escuela de arte de la UC, que posteriormente se ubicará en el campus El Comendador, y la identidad del taller al interior de esta institución se mantendrá hasta 1962. Como lo ha señalado otro de sus integrantes, el taller será una matriz significativa para la enseñanza y posterior autonomía del grabado en la escuela, al igual que su proyección en las nuevas generaciones. En otro mapeo está la datación de que parte importante de los integrantes del Taller 99 son las figuras “penquistas” provenientes de Concepción, como Pedro Millar, Jaime Cruz, Eduardo Vilches y Chávez. Son los tres primeros, de los anteriormente nombrados, que continuarán y serán parte de la historia de la escuela, a diferencia de Santos Chávez que en 1977 se va exiliado a Europa, donde continuará desarrollando su obra.