Este artículo es la tercera y última entrega de una serie de pequeñas entrevistas realizadas por Jorge Piñó Sandoval a un grupo de artistas mexicanos. Piñó Sandoval fue sobrino político de David Alfaro Siqueiros (1896-1974), además de su ayudante en los murales de la Escuela Nacional Preparatoria. Incluso formó parte del Comité de la Juventud Comunista de Guadalajara a fines de los veinte, años cuando Siqueiros organizó los sindicatos en el estado de Jalisco. En este artículo, la tendencia de Piñó es un tanto clara: la búsqueda de la ideologización del arte. Por tal motivo se amparó de las opiniones de algunos artistas que apoyaban tal postura. Fue el caso de Roberto Reyes Pérez, quien fue muy cercano a Siqueiros en la época en Jalisco. El artista y el político expresó que el arte del folklore era “una expresión popular de la miseria de los pueblos semifeudales”; al mismo tiempo de criticar que la pintura estaba desprovista de toda responsabilidad política. Afirmó, convencido, que el arte debía ser dirigido para servicio “de los obreros productores. . . ya que vivimos un período de decadencia, en que la pintura, la literatura, la moral, etcétera, no tienen más objeto que satisfacer gustos superficiales de las minorías”. Así, este artista se mostró a favor de una “pintura proletaria”, la cual, en estos años, iba encontrando sus propios espacios.