La nota reseña los comentarios de algunos pintores sobre las posibles modificaciones al plan de estudios de la Escuela Nacional de Bellas Artes y de las Escuelas de Pintura al Aire Libre. Aún cuando se reservan detalles de los cambios, porque los profesores quieren —antes de darlos a conocer— discutirlos y aceptarlos, el maestro Argüelles, Secretario de la Academia comentó algunas de las modificaciones. Entre ellas: la introducción de algunas medidas enérgicas para lograr mayor disciplina entre los alumnos del plantel e imponer requisitos de edad y nivel escolar a los alumnos que quieran ingresar a las escuelas libres de pintura. El articulista comenta su desacuerdo con el último punto ya que, para él, el único propósito de tales centros es permitir a los niños y obreros gozar de un rato sano. El reseñista apunta que, a pesar del sonado triunfo de las pinturas de los niños indios obtenido en Paris, el maestro Argüelles considera la educación pictórica de los centros libres como un mero pasatiempo cultural con resultados por momentos agradables, pero jamás dignos de tomarse en cuenta. Además, se recogen los comentarios del pintor Roberto Montenegro. A su juicio, es una necedad que las escuelas libres de pintura dependan de la rancia dirección de la Academia, la cual ha vuelto a caer en manos de los reaccionarios. Sería preferible pertenecer al Departamento de Bellas Artes, donde hay un verdadero espíritu moderno. Por su parte, Diego Rivera afirma que los admirables resultados obtenidos en las escuelas ha sido la condición de admisión libre y fuera de cualquier tipo de reglamentos. Finalmente, Rafael Vera de Córdoba, quien también se expresó a favor de no reglamentar las escuelas, advierte que los directores de estos centros están conformes de pertenecer a la Universidad, pero desconfían del personal de la Academia.