En 1958 Industrias Kaiser Argentina (IKA), con sede en la provincia de Córdoba, inicia un proyecto de difusión del arte con la creación del I Salón IKA. La organización comienza por convocar solamente artistas cordobeses, y en las cuatro ediciones siguientes la propuesta se extenderá a algunas otras provincias del interior del país.En 1961, IKA decide ampliar la propuesta a nivel nacional y organizar un certamen de pintura de carácter bienal, con proyección internacional. Estas Bienales Americanas de Arte (BAA) servirán a IKA como medio de promoción, a la vez que ponen de manifiesto la política panamericanista de la empresa, respaldada y promovida por la OEA.La presentación de J. F. McCloud para el catálogo de la III BAA, hace hincapié en la iniciativa que IKA llevó adelante a partir de 1958, con la organización y el patrocinio de los Salones de Artes Visuales IKA, a lo que se sumaron desde 1962, las BAA. Deja en claro las funciones que a su criterio –y en consecuencia al de IKA, empresa que el mismo presidía–, comprende la Bienal: “medio de divulgación cultural; el instrumento de un diálogo más activo entre los pueblos; un medio de acercamiento americano” […] “que este medio contribuye a la promoción y valorización del arte y la cultura americana”. Asimismo, presta especial atención al hecho de que el certamen sea patrocinado por una industria haciendo referencia a los pensadores que consideraban al “arte contemporáneo como una resultante directa de nuestra civilización técnico industrial”, asumiendo como objetivo de la empresa “la integración de los valores materiales y no materiales; del mundo de la técnica y del mundo del arte”, sin descartar los beneficios que esto significaba para la imagen de la empresa.
A modo de conclusión, refuerza la idea de que la industria, en general, “tiene un misión compleja en la sociedad contemporánea”, asegurándose un papel fundamental dentro de esta: “Construimos juntos. Y juntos también hacemos cultura. Eso es –nada más– lo que hemos hecho.”Las palabras de McCloud, no dejan dudas de la política panamericanista ni del funcionamiento y organización en base al modelo norteamericano de la empresa, ya sea a partir del discurso de acercamiento americano o de la apuesta a la integración entre arte y técnica.