En 1958 Industrias Kaiser Argentina (IKA), con sede en la provincia de Córdoba, inicia un proyecto de difusión del arte con la creación del I Salón IKA. La organización comienza por convocar solamente artistas cordobeses, y en las cuatro ediciones siguientes la propuesta se extenderá a algunas otras provincias del interior del país.En 1961, IKA decide ampliar la propuesta a nivel nacional y organizar un certamen de pintura de carácter bienal, con proyección internacional. Estas Bienales Americanas de Arte (BAA) servirán a IKA como medio de promoción, a la vez que ponen de manifiesto la política panamericanista de la empresa, respaldada y promovida por la OEA.En el artículo seleccionado se destaca la presencia del compositor norteamericano Earle Brown y del artista cinético Jesús Rafael Soto, en la III BAA, al mismo tiempo que se señala la identificación entre ambos artistas en cuanto a las búsquedas realizadas en sus respectivos campos artísticos. En el caso de Brown, las investigaciones sobre el espacio en la música a partir de lo cual "la armonía funcional es reemplazada por una dinámica de la pura cantidad sonora, que anula la antigua noción del tiempo único y estático". Por su parte, Soto, "integra el movimiento a su pintura, utilizando la visión del espectador como motor-generador, en la conquista de la cuarta dimensión: el tiempo". Por otra parte, se reproduce una entrevista que la revista le hace a Jesús Rafael Soto. La misma se centra en los intentos de incorporar el tiempo a la pintura, a lo largo del siglo XX. Si bien el artista reconoce en diferentes artistas y movimientos, la intención de incorporar la cuarta dimensión a la pintura y explica sintéticamente cómo se desarrolla esta inclusión a partir de la "revolución cézanniana", hace hincapié en que solo el arte cinético lo ha logrado realmente, destacando al mismo tiempo que este es "el aporte del arte americano a lo universal, porque es la primera vez que los artistas americanos agregan algo a la historia del arte, además del precolombino". La relevancia que adquiere tanto Earle Brown, con sus investigaciones relativas a la música, así como Soto en relación a la pintura, son fundamentales dentro del marco de la III BAA. Brown se destaca como uno de los invitados más importantes que participaron en las Primeras Jornadas Americanas de Música Experimental, organizadas por la BAA y el Centro de Música Experimental de la Escuela de Artes de la Universidad de Córdoba. En el caso de Soto, durante la III BAA se le dedicó una Sala Especial en carácter de ganador del Gran Premio Bienal durante la edición anterior del certamen, en 1964. Pero tanto su presencia como el arte cinético en sí mismo, cobraron mayor repercusión al serle otorgado en esta ocasión el Gran Premio Bienal a un artista cinético nuevamente: Carlos Cruz-Diez.