La exposición que se llevó a cabo en el Palacio de Bellas Artes giró en torno a cuatro muestras-homenaje; fueron dedicadas a José Clemente Orozco (1883-1949), Diego Rivera (1886-1957), David Alfaro Siqueiros (1896-1974) y al brasileño Candido Portinari (1903-62). Dentro del concurso por parte de México participaron: Gerardo Murillo (El Dr. Atl), Juan O’Gorman, Jorge González Camarena, Francisco Goitia, Carlos Orozco Romero, Jesús Guerrero Galván, Guillermo Meza, Juan Soriano, Cordelia Urueta, Ricardo Martínez y Olga Costa, entre muchos otros. Los extranjeros que asistieron a la bienal fueron: Jack Levine, Stuart Davis, Joseph Albers, Mark Tobey, Morris Graves; los expresionistas abstractos, Sam Francis, Philip Guston, Willem de Kooning, Franz Kline, Adolf Gottlieb, Theodore Stamos y Kenzo Okada.
El jurado internacional estuvo a cargo de Miguel Salas Anzures como presidente; Amelia Peláez de Cuba; Hemult Hungerland de los Estados Unidos; Luis Cardoza y Aragón de Guatemala; amén de Justino Fernández, Jorge Juan Crespo de la Serna, David Alfaro Siqueiros, Leopoldo Méndez y Antonio Rodríguez Luna de México. Aunque la exposición incluía algunos ejemplos de la semi-figuración y la abstracción, la premiación indicaba, sin lugar a dudas, que, desde las instancias oficiales, se seguía apoyando la tendencia realista de principios de siglo. Ante tales acontecimientos, los reproches y críticas se hicieron mayores. Como en años anteriores, no sólo Rufino Tamayo (1899-1991) se hallaba inconforme; lo habían hecho también el crítico Alvar Carrillo Gil, los pintores Alberto Gironella, José Luis Cuevas, Juan Soriano y muchos más. En general la Bienal estuvo mal representada. Faltaron muchos artistas y las obras que enviaron los participantes no fueron las mejores de su producción. En cuanto a los premios, se mencionaba que tanto Goitia como el Dr. Atl, no debieron haber concursado. Aunque la pintura no objetiva o abstracta estuvo presente, se sintió la ausencia de muchos pintores que habían seguido esta tendencia como el venezolano Alejandro Otero, Barrios Salvatierra, el colombiano Alejandro Obregón. Por entonces, había una confusión con respecto al significado del arte abstracto. Muchos pintores y críticos de arte consideraban que era tan sólo una propuesta carente de sentido y deshumanizada.