El artículo reproduce consideraciones de Diego Rivera respecto a su propia obra basándose en unos dibujos realizados en París y Tehuantepec: “en los que se advierte la penetrante sensibilidad del artista”. Tales bocetos serían utilizados para las obras murales de la Escuela Nacional Preparatoria, la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Escuela de Agricultura de Chapingo. Más adelante, se menciona en específico el plan de trabajo que Rivera siguió en el Anfiteatro Simón Bolívar de la ENP, donde destacan sus preocupaciones de trasfondo filosófico: “. . . el autor escogió un tema abstracto: las relaciones del hombre con los elementos. . . ”. Así se mencionan los “signos del Verbo, principio de todo. . . y el Hombre, entidad anterior al masculino y femenino”. De igual forma se alude tanto a la “energía primera y original” como a las representaciones de la serpiente, el conocimiento, la fábula, la tradición, la poesía erótica y símbolos de la prudencia, la justicia, la fortaleza y la ciencia. La nota concluye con la siguiente apreciación: “Esta obra, a pesar del esfuerzo del pintor por expresar en sus personajes la belleza genuina mexicana, se resiente aun en su ejecución y aun en su mismo sentido interno, de influencias demasiado fuertes y que, paulatinamente, van desapareciendo en los subsecuentes trabajos que ha ejecutado”.