Este documento es de importancia para comprender el reagrupamiento de los artistas a mediados de la década del cincuenta. Esta exposición, a pesar de no tener texto de presentación en su catálogo, está integrada por artistas que poco después se agruparon en tendencias diversas, permaneciendo la misma como punto de referencia de la modernización plástica de la década. Véanse, por ejemplo, los siete casos específicos. Osvaldo Borda (Lomas de Zamora, Bs. As., 1929) y Victor Chab (Buenos Aires, 1930) se encontraban integrados al movimiento surrealista, impulsado por el poeta Julio Llinás (Buenos Aires, 1929), editor de la revista Boa en el mismo año, 1957, publicación adherente del movimiento Phases. Martha Peluffo (1931-79), luego mujer de Llinás, y Clorindo Testa (Nápoles, Italia, 1923) señalan el punto de unión entre la tradición surrealista y el movimiento informalista en esos años. Kasuya Sakai (1927- Texas, 2001) había formado parte del Grupo de Artistas Modernos en 1952, agrupación opuesta a la racionalidad de los artistas concretos y en su informalismo se incorporaba la impronta orientalista. Josefina Miguens (Buenos Aires, 1932), posteriormente Josefina Robirosa, transitaba entre los límites de la abstracción con la figuración, tendencia cercana entonces a Jorge de la Vega (Buenos Aires, 1930-71), con quien había expuesto conjuntamente en 1956. Romulo Macció (Buenos Aires, 1931) comenzaba entonces su recorrido formal hacia la nueva figuración.