En la década del veinte, la modernización de las artes en la Argentina vive una de sus etapas principales. Después de la irrupción de los artistas vinculados a la revista Martín Fierro (Emilio Pettoruti, Xul Solar y Norah Borges), surgen, hacia el final de la década tanto la acción de Alfredo Guttero y la de los Artistas del Pueblo con el grabado político social, como la actividad local de los artistas formados en París (Aquiles Badi, Horacio Butler, Héctor Basaldúa, Raquel Forner, Alfredo Bigati, Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo). En este proceso de modernización el enfrentamiento se planteaba contra los artistas de la “tradición” practicantes de un naturalismo posimpresionista.
Este documento forma parte de un grupo sobre el debate abierto, en el año 1930, entre la “tradición” y la “modernidad” en el arte argentino. Atilio Chiappori, director del Museo Nacional de Bellas Artes, era defensor de la estética figurativa definida como el “arte nacional”, postura manifesta en un artículo aparecido días antes en el mismo medio: “El momento actual de la pintura” (registro no. 733960).
El escultor argentino Pedro Zonza Briano (1886-1941), en este documento, comparte sus posiciones aplicándolas a la escultura.
Los artistas modernos, encabezados por Horacio Butler, publicaron una carta abierta criticando el artículo de Chiappori (ver registro no. 790317); así como Antonio Berni lo hizo en un artículo de fuerte crítica a ambas posiciones: “Cada uno a su lugar” (ver registro no. 732982).