Alberto Greco (1931-65), luego de una breve formación en París (1954-56), se instala en el Brasil (1957-58) donde se acerca a la estética informalista que impulsará, a su regreso, en Buenos Aires. En el año 1960, expone obra en la Galería Pizarro, bajo el título Pinturas negras y, tiempo después, en el centro de Buenos Aires, coloca carteles publicitarios con su nombre. En 1964, se instala en Madrid —había viajado por Europa desde 1961— donde realiza obras en colaboración con Antonio Saura y Manolo Millares, continuando así su experimentación tanto informalista como conceptual realizada desde fines de los años cincuenta. Durante un breve regreso a Buenos Aires, el 9 de diciembre realiza Mi Madrid querido; un espectáculo en la Galería Bonino del género que denomina Vivo-Dito, en este caso con participación del bailarín de flamenco Antonio Gades. La presentación finaliza en la Plaza San Martín. Greco ya había incorporado a niñas vestidas de flamenco en su exposición individual en la galería Juana Mordó de Madrid, en el mes de mayo. Esta es su última obra en la Argentina, pues Greco se suicida en Madrid, el 12 de octubre de 1965.
Este documento es de interés por la posición negativa adoptada por Cayetano Córdova Iturburu (1902-77), un crítico modernizador, ya sea ante la obra conceptual de Alberto Greco o bien ante la propuesta de “pintura espectáculo”. Además, permite analizar ciertas redes tendidas en la construcción de consenso acerca de la calidad de la obra de artista. La crítica feroz de Córdova Iturburu es, a su vez, una pormenorizada descripción de la acción desplegada por Greco.