“Sin miedo a abrir el verbo ojo al infrarrojo” es el título de un discurso que Roberto Matta (1911–2002) leyó en un encuentro de solidaridad con el pueblo chileno en la ciudad histórica de Torun (Polonia, 1979); es decir, mientras Chile sobrevivía bajo la dictadura cívico-militar, comandada por el General Augusto Pinochet e iniciada con el Golpe de Estado de 1973. Tales jornadas solidarias tenían como objetivo apoyar a los chilenos en el extranjero (exiliados por razones intelectuales, políticas e incluso creativas) trayendo a la luz de la opinión pública mundial aquella ignominia que ocurría en Chile y duró casi dos décadas donde se implementó como política oficial el más despiadado exterminio. Las palabras de Matta son una alerta crítica y de aliento.
El discurso de Matta fue publicado en la revista Araucaria de Chile (1978–89), una plataforma cultural de encuentro para los chilenos vinculados a la literatura, la música, las artes visuales (en la época viviendo en el exilio). La conclusión de sus actividades tuvo directa relación con el fin de la dictadura, en especial el plebiscito “Sí” o “No” de la vuelta a una “normalidad” democrática. Bajo la premisa de solidaridad con el pueblo de Chile circularon por sus páginas intelectuales y personas vinculadas a la cultura de distintos lugares del mundo. Además del discurso emotivo de Matta, se reprodujeron otras dos intervenciones: “Ganar la calle y la libertad y la luz”, del escritor argentino radicado en Francia, Julio Cortázar (1914–1984) y “Herencia y contradicción en la cultura chilena”, del escritor Volodia Teitelboim (1916–2008), miembro del parlamento antes del Golpe, quien además era el director de la revista.
Roberto Matta estudió arquitectura en la Pontificia Universidad Católica de Chile y siguió cursos, posteriormente, en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. A mediados de la década del treinta se radicó en Europa. Conoció a Salvador Dalí, quien le presentó a otros miembros del movimiento surrealista al que su obra se suscribió de inmediato; allí también colaboró con la publicación surrealista Minotaure (1933–39). Iniciada la Segunda Guerra Mundial se radicó en Nueva York con otros surrealistas tales como André Breton, Max Ernst, André Masson, el propio Dalí y artistas abstractos como Piet Mondrian y Vasili Kandinsky, entre otros. Más allá de su consolidación como artista internacional, Matta mantuvo contacto permanente con Chile. En el año 1971, durante el gobierno allendista de la Unidad Popular, Matta pintó en La Granja (comuna proletaria de Santiago), y en colaboración con la Brigada Ramona Parra (del Partido Comunista), el mural: El primer gol del pueblo chileno, en alusión al triunfo democrático de la UP. La obra mural, desaparecida por la dictadura militar, solo fue recuperada en 2005 y actualmente se encuentra en el Centro Cultural que lleva su nombre en la capital chilena.