El autor denuncia la doble moral con la que se juzgaron dos casos relativos al derecho de propiedad. Al respecto, compara la destrucción de las instalaciones de La revista de Yucatán en Mérida, por una muchedumbre enardecida y el asalto al consultorio de un dentista que ejercía sin título, por parte de estudiantes de Odontología, en la Ciudad de México. En el primer caso, la prensa criticó la violación a los derechos de propiedad y de libertad de expresión, mientras que en el segundo elogió la actitud de los estudiantes, por aplicar castigo ejemplar al charlatanismo. Sin embargo, Siqueiros señala que para los comunistas son condenables tanto el periodismo charlatán como el charlatanismo profesional y en ambas situaciones es admisible la “acción directa”. El autor sostiene que el charlatanismo es la matriz económica indispensable del organismo burgués, sin la cual no subsistiría, y que todos los sistemas pedagógicos del mundo preparan a los estudiantes para ser charlatanes. En medio de este charlatanismo generalizado, se justifica la actitud de los médicos no autorizados, ya que ofrecen servicios a precios populares para una masa de miserables que, según el autor, constituye el 99% de la población mexicana. Además, Siqueiros sostiene que en el fondo de la lucha entre profesionistas patentados y no autorizados sólo existe la competencia comercial.