Al prólogo de la farsa “La caída de los ricos y la construcción del nuevo orden social”, sigue la escena del primer acto intitulada “El ejército de los soldados, obreros y campesinos”. Se ofrece un panorama triunfal de la revolución socialista y los tres sectores mencionados marchan en formación militar, entonando el himno de la Internacional. Como primera acción de gobierno, los dirigentes, que representan la experiencia del obrero, la energía del soldado y la fe del campesino, se proponen erigir un tribunal para juzgar a los enemigos del pueblo (hacendados, acaparadores, agiotistas, generales, clérigos, funcionarios públicos, etcétera), a quienes han hecho prisioneros. No obstante, sus pares antagónicos —obreros y soldados que encarnan los valores de ingenuidad, debilidad y falsedad— interceden por éstos, afirmando que colaborarán con el nuevo régimen a cambio de que se les perdone la vida. La voz de la experiencia se niega a concederles el indulto y organiza la conformación del jurado popular. El primero en ser interrogado es un soldado traidor, el cual se confiesa instrumento de la burguesía para perpetrar crímenes contra sus hermanos de clase y raza. Esta primera parte del acto concluye cuando se conmina al soldado a que no vuelva a usar la fuerza contra los pobres. Por separado, se ofrece a los lectores la asesoría de un actor comunista para llevar a cabo la interpretación de la citada pieza teatral.