Aldo Paparella (Minturno, Italia, 1920 - Buenos Aires, Argentina, 1977), combatiente de la campaña de África en la Segunda Guerra Mundial, fue prisionero en Francia. Paparella llegó a la Argentina en 1950, convirtiéndose en renovador de la escultura no figurativa e informalista. A fines de los años cincuenta, con la serie Sugerencias ensambla materiales de desecho. La utilización agresiva de la chapa convierte la materia en algo informal y Paparella comienza a pensar a partir del objeto, más que desde una concepción tradicional del lenguaje escultórico. Esto lo desarrolla en los Muebles inútiles. A comienzos de los años setenta, realiza, con materiales pobres, los Monumentos inútiles, su obra más significativa.
Este texto es importante ya que ubica la tradición visual de Paparella en la cultura mediterránea, un aspecto señalado previamente por el propio artista. Durante la dictadura militar (1976-83), la crítica de arte Nelly Kriger de Perazzo fue funcionaria cultural de la administración de facto, ejerciendo la dirección del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sivori entre 1977 y 1983. No obstante, su política de exposiciones ejerció una notable influencia en la revisión formal del arte argentino, en particular del arte concreto. Perazzo realiza, en su investigación sobre Paparella, un estudio iconográfico de las obras del escultor fallecido un par de años antes, con la particularidad de ser pasteles. El documento es relevante, además, porque ejemplifica el tipo de crítica de arte erudita que se realizaba en los años setenta, durante la dictadura, sin haber ninguna referencia a la situación represiva del régimen.