Tucumán Arde es la realización colectiva más conocida de la vanguardia de Buenos Aires y de Rosario, en el momento culminante de la radicalización política y artística por la que los artistas atraviesan a lo largo de 1968. Su diseño implicó un proceso complejo tanto de investigación, como de contrainformación, y campaña de difusión masiva. Siendo parte integral de la investigación, un importante número de artistas (en su mayor parte de Rosario) viajó a Tucumán por segunda vez en octubre de 1968. En la Provincia, apoyados por sindicalistas, periodistas y demás colaboradores, los artistas desarrollaron un clandestino trabajo de registro de la situación social vivida en los ingenios azucareros (entonces cerrados), en escuelas y hospitales, etc., buscando información que pusiera en evidencia la falsedad de la campaña oficial sobre el llamado Operativo Tucumán. Se recurrió a múltiples medios: grabaciones, fotografías, filmaciones.
Uno de los ejes de la denuncia fue la cruenta represión policial contra los trabajadores. La figura de Hilda Guerrero de Molinas era emblemática en ese sentido: la esposa de un despedido del ingenio Santa Lucía fue muerta algunos meses antes de la llegada de los artistas, durante una reunión sindical. Esta entrevista al hijo de la fallecida fue realizada por los artistas de vanguardia que viajaron a Tucumán en octubre de 1968. Copias mimeografiadas de la misma se repartieron al público asistente a las muestras en las sedes en Rosario y Buenos Aires de la CGT (Confederación General del Trabajo).
El valor testimonial del documento reforzaba la denuncia de la represión reinante en la Provincia hacia los trabajadores.