Tucumán Arde es la realización colectiva más conocida de la vanguardia de Buenos Aires y de Rosario, en el momento culminante de la radicalización política y artística por la que los artistas atraviesan a lo largo de 1968. Su diseño implicó un proceso complejo tanto de investigación, como de contrainformación, y campaña de difusión masiva. Siendo parte integral de la investigación, un importante número de artistas (en su mayor parte rosarinos) viajó a Tucumán por segunda vez en octubre de 1968. En la Provincia, apoyados por sindicalistas, periodistas y demás colaboradores, los artistas desarrollaron un clandestino trabajo de registro de la situación social vivida en los ingenios azucareros (entonces cerrados), en escuelas y hospitales, etc., buscando información que pusiera en evidencia la falsedad de la campaña oficial sobre el llamado Operativo Tucumán. Se recurrió a múltiples medios: grabaciones, fotografías, filmaciones.
Uno de los objetivos de la obra Tucumán Arde era lograr generar, en los medios masivos, un hecho "sobreinformacional", entre cuyas expectativas se aspiraba a una repercusión entre el público masivo. En ese sentido, los distintos registros que alcanzaron las sucesivas etapas de Tucumán Arde en diarios, revistas de interés general y publicaciones políticas, en el país y en el extranjero, dan cuenta del alcance de esta estrategia hacia los medios masivos.
El primer viaje a Tucumán —realizado en septiembre de 1968 por cuatro artistas de Buenos Aires (Rubén Naranjo y Juan Pablo Renzi, de Rosario; Roberto Jacoby y Pablo Suárez) tuvo dos objetivos. Por un lado, establecer contactos con los dirigentes gremiales, sociales y estudiantiles y, por el otro, con las autoridades culturales. El objeto era preparar el terreno para la llegada del contingente mayor de artistas, además de comenzar su estrategia de provocar impacto en los medios masivos, inclusive en esta fase inicial de la obra.