David Alfaro Siqueiros (1896-1974) consideraba que la aplicación de materiales modernos en la pintura formaba parte de la creación de una técnica revolucionaria. Pensaba que los plásticos eran elementos mucho más ricos en posibilidades que el de todos los materiales clásicos. Según él, los efectos obtenidos superaban a todos los resultados que el temple, el óleo o el fresco habían alcanzado. Si bien es cierto, paradójicamente Siqueiros estaba en contra de la abstracción, aunque, eso sí, la experimentación pictórica será, a su juicio, uno de los compuestos modernos del “nuevo realismo”. Las innovaciones técnicas, como el duco (piroxilina), el cemento coloreado, las fotografías documentales o los proyectores eléctricos fueron aprovechados por Siqueiros no sólo como elementos meramente pictóricos sino también como visión humanista y revolucionaria.
A diferencia del “arte-purismo”, este nuevo arte debía responder a un contenido de crítica social y al análisis tanto de nuestra cultura como de la historia de México, no sólo como pasado sino también como presente y futuro. Para el muralista, en la abstracción hay euforia, drama y tragedia. En cuanto al arte abstracto, y pese a su rechazo, Siqueiros desarrolló una pintura experimental —en cierta medida abstracta— en donde encontró formas imaginativas que surgían del propio accidente pictórico.