En 1947 Rufino Tamayo (1899-1991) regresaba a México después de haber vivido 12 años en Nueva York. En ese año, la Galería de Arte Mexicano le organizó una exposición y al año siguiente el Palacio de Bellas Artes sería sede de una retrospectiva de su obra. El arte de Tamayo no es de rupturas ni de cambios profundos. Las diferentes etapas de su desarrollo pictórico muestran una continuidad, marcada por una síntesis entre las preocupaciones artísticas del movimiento nacionalista mexicano y las propuestas formales de las vanguardias occidentales de la primera mitad del siglo XX. Involucrado en el contexto cultural del México posrevolucionario desde sus pinturas tempranas, Tamayo se interesó de manera subjetiva e intimista, más que narrativa y anecdótica, por las características de lo indígena y lo popular. Dentro de esta tendencia, y entre la diversidad de propuestas pictóricas aparecidas en aquellos años para expresar la mexicanidad, Tamayo se valió de un lenguaje experimental vinculado con la investigación formal y con un expresionismo pictórico asociado con la idea de manifestar la mexicanidad en la esencia ligada a lenguajes poéticos y filosóficos y no a temáticas políticas. Hacia finales de los años cuarenta, Tamayo logró colocarse entre los “grandes” pintores. Decidió rivalizar con David Alfaro Siqueiros (1896-1974) adjudicándose que él había iniciado un nuevo ciclo de la pintura en México. A partir de entonces, ambos pintores se enfrascaron en una larga polémica, en la cual se asumían como representantes de dos tendencias opuestas: el “realismo social” y el “realismo poético”. Este debate formó parte de las discusiones internacionales que, en tiempos de la Guerra Fría, generaron divisiones no sólo estéticas, sino también políticas. Del mismo modo que sus colegas inconformes, Tamayo consideraba autoritaria y monopólica la actitud de “los Tres Grandes”. Una buena parte de sus críticas fueron poco objetivas pues se dedicaron a denostar el trabajo pictórico de Rivera, Orozco y Siqueiros, sin jamás reconocer sus aportaciones artísticas.