A fines de 1965, el Grupo de Arte de Vanguardia de Rosario —constituido a partir de la fusión de tres talleres con artistas provenientes de distintas formaciones (alumnos de Juan Grela, el Grupo Taller y recientes egresados de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad)— da inicio a sus acciones colectivas y tomas de posición públicas. Dos años después, el grupo ha cobrado cohesión y es reconocido como uno de los núcleos más dinámicos del arte experimental en el país. Planificado a inicios de 1968, el Ciclo de Arte Experimental empezó en mayo en una sala cedida por una agencia de publicidad. Tiempo después, el Instituto Di Tella de Buenos Aires les proporciona un subsidio que les permite alquilar un pequeño local vidriado en una galería comercial. Quincenalmente inaugurarán, hasta octubre de 1968, una experiencia propuesta por cada uno de sus integrantes.
La experiencia propuesta por Martha Greiner fue la séptima del Ciclo y tuvo lugar a fines de agosto de 1968. La artista, que ya había trabajado tomando materiales de los medios de comunicación de masas, continuó en esa misma línea. Proyectó sobre la pared de la galería un conjunto de diapositivas de imágenes tomadas de la prensa masiva, a partir de las cuales se volvía evidente el contraste entre el progreso tecnológico (viajes al espacio, cohetes, astronautas) y la miseria en la que estaba sumida gran parte de la humanidad.