Breve recuento de cómo fue trasplantada la modalidad rusa de teatro sintético a la escena mexicana, luego de su paso por Nueva York, hasta constituir una fusión de coloridas tradiciones y espíritu de vanguardia. Magaña Esquivel hace hincapié en el componente campesino, aunque también urbano, de la propuesta, de donde deriva su poder de ruptura además de la explicación de su fracaso económico. Más tarde, esta modalidad teatral, innovadora, encontró un segundo impulso en otro proyecto experimental: La Casa del Estudiante Indígena.

Los aportes plásticos de Carlos González parecen mantener “vasos comunicantes” con el método de dibujo de Adolfo Best Maugard (1891-1964), que lo precede por algunos años.El teatro del murciélago nace de la impresión que Luis Quintanilla (alias, Kin-Taniya) tuvo en Nueva York ante Le chauve-souris (murciélago), coreografía del ruso Nikita Balieff. Especie de teatro de revista que se presentó en París y otras capitales europeas, y posteriormente en Nueva York. El murciélago de Balieff coincide con esa parte de la vanguardia rusa que se nutrió de la tradición popular campesina, lo que ocurre también en el murciélago mexicano. Si bien hasta la fecha no puede hablarse de un teatro estridentista, sí se desarrollaron algunos experimentos escénicos que contribuyeron a modificar al teatro mexicano. Tal es el caso del Teatro del Murciélago, concebido por el estridentista Quintanilla, conjuntamente con Carlos González y Francisco Domínguez, de ahí su importancia. Ellos consideraban que el teatro ya no podía ser algo serio, pues había llegado a ser el reflejo multicolor de nuestra vida compleja y agitada. Más aún, en el Teatro del Murciélago pretendían involucrar casi todas las disciplinas artísticas: el canto, la música, la danza, la mímica y la pintura.