El ensayista Pablo Oyarzún hace una introspección en la obra de Eugenio Dittborn con un texto que hilvana notas al respecto y cuyas citas entretejen, de algún modo, una colcha de retazos. La lectura discurre sobre “lo legible” y “lo ilegible” en la obra del artista experimental chileno; la relación entre técnicas, historia y dominación; así como “el pliegue” usado a modo de dispositivo y gesto de su arte postal. Oyarzún analiza su particular forma de circulación a la luz de la carta sin dejar de lado el aspecto críptico del trabajo: el secreto que entraña (plegar y desplegar; ocultar y mostrar a un destinatario).

Este texto pertenece al catálogo Pinturas postales de Eugenio Dittborn realizado tras las exhibiciones en galerías Sur y Bucci en septiembre y octubre de 1985; los títulos de las muestras fueron: 12 pinturas aeropostales y 6 pinturas aeropostales, respectivamente.

Eugenio Dittborn participó de los desarrollos experimentales agrupados como Escena de Avanzada, surgidos en Chile a mediados de los años setenta bajo el contexto dictatorial militar (1973-90). Si bien trabajó distintos formatos, su aporte de mayor reconocimiento implica las Pinturas Aeropostales, difundidas oficialmente en 1984; forman parte de la relocalización crítica de la práctica pictórica efectuada durante esa década. Los lienzos de 2.10 x 1.40 metros, sobre los que interviene con manchas de tinta, hilvanan textos e imágenes de distinta procedencia. Fueron reproducidas mediante impresión serigráfica y se transportan a modo de carta en el interior de un sobre. Contienen la información siguiente: título, técnica, texto, itinerario. Por otra parte, van desplegándose como pinturas al llegar a destino. Este sistema de circulación permitió a sus obras entrar y salir del país, en medio de la dictadura, siendo “el pliegue” tanto una marca de viaje (o de exilio) como una posibilidad de transterritorialidad.