El artículo “Balmes: dos tierras”, del historiador del arte Gaspar Galaz, fue escrito para el catálogo de la muestra de 1989 En tierra (a 50 años del Winnipeg), donde el artista nacido en Cataluña presentó dibujos y pinturas en la Galería Plástica Nueva de la capital chilena. El objetivo era la conmemoración del medio siglo de arribo del barco Winnipeg a Chile (1939), con algunos exiliados que abandonaban la República derrotada tras la guerra civil española y recibían el apoyo del gobierno populista de Pedro Aguirre Cerda (1938-41). La familia del joven José Balmes (n. 1927) era parte de los embarcados. En la fecha de la celebración y con 62 años de edad, el pintor ya era uno de los artistas de mayor proyección en Chile.
En la lectura de Galaz se da particular énfasis a la tierra, ya sea a partir de una estrategia en el uso del material pictórico y sus cualidades plásticas, o bien en las acciones que la manipulan: esparcido, borrado, cepillado, etcétera. Acciones todas ellas perceptibles en el lienzo de Balmes. A su vez, esta misma tierra se emplea como “figura simbólica”: es la doble nacionalidad y pertenencia de un español radicado en Chile. La ironía del caso es que el artista sufre un segundo exilio con otro golpe fascista (1973-90) que lo lleva a refugiarse en Francia.